Editorial
La pandemia obligó a una expansión y aceleramiento del rol de las tecnologías digitales para permitir la comunicación a distancia. Al comienzo nos sentíamos sorprendidos/as por el hecho mágico de conversar o colaborar desde espacios lejanos, pero pronto empezamos a notar, también, los desfases, las fallas y los límites de medios que se transformaban en una barrera para los cuerpos y comenzamos a añorar otras formas de contacto más directas y profundas.
En Conexiones Ubicuas quisimos hacer converger obras y acciones que actúan como umbrales de enlazamiento, que amplían las redes antropocenas hacia las redes interespecie, multitemporales, cuánticas. Damos inicio a este encuentro con las lecturas ubicuas de Nicole L’Huillier y Patricia Domínguez a través de una escucha activa, en la que el bosquemuseo opera como cuerpo resonante. En Matrix Vegetal, Patricia Domínguez conecta los hilos invisibles de la teoría cuántica aprendida en CERN con la sabiduría amazónica experienciada en Madre de Dios. Su narración atraviesa las memorias lumínicas que colectivamente transitamos en el principio de la indivisibilidad. Por la polaridad de una sabemos de la otra. En El concilio de los sueños, L’Huillier propone diversos lugares de acción y poéticas, y dice “nos fragmentamos. Nos confundimos en distintos estados de conciencia, temporalidades y modos de percepción (…) ¿y qué pasa si en vez de fragmentarnos aprendemos a habitar en múltiples lugares simultáneamente?” Esta pregunta nos propone relacionarnos de diversas maneras y pensar nuevas vinculaciones.
Desde un sitio de observación astronómica, en el primer día del encuentro titulado Mensajes interestelares, exploraremos no sólo los intentos por conocer el universo, sino también por tratar de comprender y establecer contactos con aquellos espacios más allá de nuestro planeta, a través de la luz, el sonido, la imagen y el lenguaje. Frontera Líquida es un relato visual creado por Claudia Müller de un viaje sonorizado de agua y luz, que se proyecta desde las terrazas del observatorio del cerro Calán en dirección al cerro El Plomo, y esboza un portal para acceder al universo, al inframundo y a otros mundos posibles. A través del proyecto Poema universal al cosmos conoceremos el trayecto utópico de un poema colectivo que se dirige a la nebulosa Saco de Carbón, un nido de futuras estrellas, la parte más oscura del universo que conocemos. LiquidSky de Mauricio Lacrampette es un espejo de agua a la usanza de los antiguos observatorios de piedra realizados por los incas para la contemplación colectiva de las estrellas: la imagen del cielo se refleja sobre la superficie y gira generando un paraboloide de revolución que crea un espejo cóncavo.
Desde el largo registro que tenemos de la historia, desde las ancestrales pinturas rupestres de Taira o las tablas egipcias, nunca había habido una crisis tan severa, tan devastadora y cataclísmica como la que enfrentamos. Se avecinan cambios que al parecer son irreversibles, tanto en la tierra, como el mar y la biósfera. El destino humano y el de millones de especies que comparten la vida en este planeta, enfrentan un desastre al que llamamos calentamiento global. El punto de inflexión del antropoceno y sus complejidades, demandan distintas formas para acercarnos a comprender y habitar el mundo. Ya no tenemos los conceptos adecuados para capturar las sensibilidades–como sensores de realidad– y necesitamos otros lenguajes.
Las obras y proyectos presentes en Diálogos interreinos, segundo eje del encuentro, buscan repensar estas comunicaciones con otras especies, elementos y entidades no humanas. Los agaves que habitan el cerro Calán, “calato” –”completamente desnudo” en quechua–, florecen dando vida a brotes curvados por el viento y el tiempo. Las plantas se convierten en cables conductores de energía volviéndose cuerpos sensibles en una danza con la tecnología. La invitación es a percibir, escuchar y leer los lenguajes de las piedras, el agua, las células, las plantas y otros animales, las relaciones biológicas, tecnológicas, matéricas y energéticas entre distintos seres y elementos. Como propone Donna Haraway, todo componente puede interconectarse con otro a partir de la construcción de algún código capaz de procesar un lenguaje común. En el intento de vislumbrar una comunicación y colaboración invitamos a conversar sobre biodiversidad, a establecer diálogos con la luz, y participar de la experiencia sinestésica de conciertos en los que las imágenes responden de manera sincronizada al sonido.
Por último, proponemos amplificar la voz de paisajes sonoros extintos, revitalizar tecnologías ancestrales, tecnologías del encantamiento. En el diálogo titulado “El lenguaje de las piedras” se pondrán en relación tres proyectos distintos, que involucran perspectivas desde el diseño y las artes visuales, pero que coinciden en la atención a las piedras y las tierras. Los trabajos presentados por Pablo Hermanssen, Natalia Matzner y Elías Santis son capaces de mostrar que, lejos de ser inertes, las piedras son capaces de desplegar un potencial resonante y comunicativo. Miguel Soto, por su parte, ofrece una escultura cuya estabilidad depende de los movimientos sísmicos. El devenir del tiempo, pues, es un elemento central en el funcionamiento de estas tecnologías ancestrales desarrolladas desde el Sur.
Las artistas y arqueóloga Paola González, Francisca Gili y Daniela Contreras, por otra parte, compartirán sus reflexiones e investigaciones sobre la revitalización de tecnologías ancestrales extintas en nuestro territorio. ¿Cómo podemos acceder a nuestra herencia estética amerindia? ¿Qué saberes alojan las antiguas prácticas y cómo se entrecruzan sus distintas visiones culturales? ¿De qué modo se pueden relacionar o contrastar con las tecnologías actuales y ofrecer distintas formas de relación con nuestro entorno? En antiguas formas de pensamiento, hay claves para comprender nuestro desarrollo como humanos, como comunidad, como Estado. El territorio, entonces, es un portal de confluencia temporal que nos permite acceder a la herencia estética, poniendo en jaque la linealidad del tiempo. Esperamos, a través de estas claves, volver a vincularnos con otras temporalidades, saberes e imaginarios.
Para cerrar este encuentro les invitamos a una performance en la que se activará Memoria endémica, una instalación de sitio específico, compuesta por un tronco quemado –rescatado de uno de los incendios del cerro Calán del año 2016– suspendido en el aire por Yto Aranda. A través de la siembra de semillas de amapolas nativas y un gesto de pago a la tierra compartiremos ofrendas y alimentos con las entidades no humanas que moran en el cerro e intentaremos reaprender y reestablecer, el ciclo comunicativo que todos ellos conforman.